La serotonina, el pollo, el sexo y la depresión

La depresión, el placer, la capacidad de relación con los demás, la regulación del sueño y vigilia o la estructuración más básica del comportamiento. Son tareas en las que está implicado, al menos, un mismo agente en tu cerebro. ¿Por qué cuando haces un ejercicio físico sientes placer, te sientes más realizado?, ¿por qué la depresión puede alterar la líbido, las relaciones con los demás y cómo afecta todo eso el comer o no comer pollo, entre otros, claro?  ¿Cómo actúa un antidepresivo? Bueno, el nombre de uno de los responsables cerebrales de todo esto es poco popular, pero pronto veréis que su funcionamiento es la leche.

El sistema serotonérgico, que así, ni más ni menos, se llama el interfecto, está relacionado con el funcionamiento de las neuronas. Sus nombres y sus clasificaciones no son lo más chusco, pero merece la pena intentar entender cómo furrulan.


Y Dios creó la chispa y los potingues

Vale, las neuronas son las células alargadas o pequeñas unidades de las que se compone el sistema nervioso enterito, desde el propio cerebro hasta la médula espinal y el más pequeño de los nervios. Como sabéis, las neuronas se conectan unas con otras y transmiten como un cable de cobre impulsos eléctricos de unas a otras, para hacer llegar información a cualquier parte del cuerpo. Sí, electricidad pura y dura. Otra cosa chula es que en sus empates o empalmes eléctricos entre cada una, las neuronas no están en contacto físico como un cable con otro sino que están separadas por un pequeño espacio al que se bautizó como sinapsis. ¿Cómo se salva ese espacio vacío? Pues dejando la electricidad y echando mano de la química. El final de una neurona libera un compuesto químico que es transmitido al comienzo de la siguiente neurona y que desencadena en esta un nuevo impulso eléctrico para continuar con la transmisión. Vamos, que la electricidad atraviesa una neurona, llega al final, salta a la siguiente en forma de compuesto químico y este activa en la siguiente neurona un nuevo campo eléctrico y así hasta donde sea necesario llegar y las veces que haga falta. Hasta que la palmas, claro.


Representación de la conexión entre dos neuronas y el flujo eléctrico y químico de información


Le vamos a poner nombres porque seguro que os suenan. Los compuestos químicos que ayudan a salvar la distancia entre neuronas se conocen como neurotransmisores. Así, el nombre hasta tiene algo de lógica y todo;) Existen diferentes neurotransmisores, compuestos químicos que son más o menos propios para cada tipo de neurona. Los nombres de los neurotransmisores me marean un poco así que sólo citaré uno: La serotonina, que es la madre del cordero de los neurotransmisores y neuronas porque no es ya que estimule directamente a una neurona sino que influye, regula o modula la respuesta de las neuronas a los demás neurotransmisores.

La comunicación entre neuronas está relacionada con que el alcohol y las drogas no te colocan directamente, sino que solo (bueno, solo no, es bastante;) reordenan lo que tu ya traes de serie.


Un sistema pluriempleado

¿Pero qué es exactamente lo que hace este sistema serotonérgico?
Hace tanto que es acongojante, la verdad.

Primero. Algunas experiencias con gatos apuntan a que las neuronas serotonérgicas, que ya sabéis que conectan con otras para modular el funcionamiento de las demás, están más activas cuanto mayor es la actividad del animal propietario;) Quiere esto decir que furrulan a pleno rendimiento cuando corres, están a medio rendimiento cuando estás sentado y en mínimos cuando duermes.

Segundo. Están íntimamente relacionadas con el estado de ánimo. Si no funcionan como debieran, estas depre. Si tienes esto en cuenta y recuerdas el anterior punto primero estarás donde están algunos investigadores, que sugieren una explicación de una de las causas de porqué una vida sedentaria, a tope con el sillón-ball, a menudo desemboca en un bajo estado de ánimo. Si sigues tirando de la cuerda verás que, en lado opuesto, la misma teoría podría explicar por qué te sientes bien contigo mismo después de hacer ejercicio. Tal y como sugieren otros, al moverte activas estas neuronas, responsables del bienestar y del placer.

Tercero. ¡El placer amig@s! He ahí otro de los nexos de este sistema de nombre rechungo, el serotonérgico. Sus neuronas son responsables también de regular el deseo sexual, la sensación de apetito o saciedad, el miedo, la mala leche o el estrés.

Cuarto. El reloj biológico. Otras investigaciones apuntan a que los niveles de serotonina aumentan según cae la tarde, proporcionándote una sensación de bienestar que te prepara para descansar al final del día. Sí, el insomnio puede estar relacionado con este sistema también, aunque hay muchas otras causas posibles.

Quinto (y paro): Al trastorno obsesivo-compulsivo también se lo relaciona con la actividad de estas neuronas, ya que, recuerdo a riesgo de ser pesado, intervienen en la regulación de los impulsos más básicos del comportamiento, la percepción de apetito-saciedad o el placer.


¿Y esto es común a todas las especies, o cómo?

Se trata de un sistema tan básico que las neuronas de este tipo están situadas en partes prácticamente idénticas en los colodrillos de todos los animales vertebrados, sí, los con huesos, de ahí que se crea que tuvo que aparecer como lo conocemos hace la tira de años, al menos cuando, según la Teoría de la Evolución, aparecieron los primeros vertebrados de los que surgirían todos los conocidos ahora, incluidos nosotros. Así que, además de básico, es muy viejo, dicen que cumple ya unos 500 millones de años desde que fijó su residencia actual en los cerebros de estos animales, con gran éxito por cierto porque ahí sigue.


El sistema serotonérgico se aloja en la misma región del encéfalo de todos los vertebrados desde hace unos 500 millones de años, siendo una de las piezas más primitivas del cerebro humano



Si no hay química, mal rollo

Bueno, a estas alturas ya os imagináis que si se joroba la actividad química entre neuronas, mal rollo ¿no? Pues eso. Si se fastidia la creación de neurotransmisores o la captación de estos por las neuronas se interrumpe el flujo de electricidad y esto no mola: Fin de la comunicación. Pues imaginaos si la creación o el funcionamiento del neurotransmisor que se escacharra es la serotonina, esa que influye en los demás.

¿Cómo se puede escachuflar su mecanismo? Ya deducís que si no hay serotonina, el sistema no tiene carburante. ¿De donde sacas tú tu serotonina? Tu cuerpo la fabrica a partir de otro potingue de nombre rarito, el triptófano. Y este no lo eres capaz de elaborar, así que te lo tienes que comer. ¿Dónde te lo sirven? En aquellos alimentos ricos en proteínas: Carnes o aves de corral, (el famoso pollo del comienzo del post, misterio desvelado;), huevos, leche, los cereales integrales, dátiles o garbanzos entre muchos otros. Y en el chocolate, al que ya popularmente se le atribuyen propiedades antidepresivas.


¿Qué me pasa cuando tomo Prozac?

Antes de concluir este post, que ya me temo bostezos a quien haya hecho el logro de llegar hasta aquí, lo prometido: El funcionamiento de un antidepresivo de los más extendidos, Prozac, y su relación con todo este asunto de las neuronas serotonérgicas.

Cuando te enchufas una de estas píldoras liberas una sustancia que actúa justo en las sinapsis entre neuronas serotonérgicas, ¿te acuerdas?, el espacio entre cada una de ellas, los “empalmes de cables”, donde actúa la química de los neurotransmisores para activar eléctricamente a la siguiente neurona. Bien. También sabes que la serotonina que libera el final de una neurona es enviada al inicio de la siguiente para su absorción. Perfecto. Pero, ¿todas las moléculas, unidades o porciones de serotonina que manda la neurona 1 entran en la siguiente neurona? Pos no, claro. Algunas se quedan por el camino. Hasta aquí todo bien ¿no? Pues queda nada y es muy chulo, verás.

Como la serotonina es un bien preciado, ya lo sabes, existe una molécula que trabaja en los huecos de la sinapsis que se encarga de un cometido muy chusco: Recoge los cachos de serotonina que se perdieron por el camino y los envía de vuelta a la neurona 1, para que puedan probar suerte otra vez, en el siguiente viaje o cuando sea. Así se “recicla” la serotonina, que va cara;)

Ya lo tienes. Cuando la serotonina escasea por lo que sea (mala alimentación, estado deprimido) hay menos unidades flotando en la sinapsis, el hueco, y, como hay menos, es menos probable que la neurona 2 consiga recoger suficiente cantidad. Además, la bienintencionada pero ahora contraproducente molécula que recicla la serotonina, para más inri, coge la serotonina que encuentra y se la lleva de vuelta a la neurona 1. ¡Y la 2 necesita el carburante! Pues la sustancia que el Prozac manda a las sinapsis inhibe la actividad del mecanismo de reciclaje, lo desactiva o reduce su ritmo de trabajo, para que haya más cachos de serotonina flotando y se incrementen así las oportunidades de que la neurona 2 pueda hacerse con ellas.

Bueno, espero os haya gustado, o al menos no disgustado, no el artículo, que sé que sería muy mejorable, pero sí el funcionamiento de este complejo sistema que todos llevamos dentro. Él seguro que está encantado de conoceros.

4 comentarios:

  1. Hola. Me ha gustado mucho este blog. Cuentas cosas curiosas y de manera amena, ojalá los profesores se explicaran igual.Espero que sigas publicando más cosas. Un saludo.

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  2. ¡Nos alegramos de que te hayan gustado algunos de estos artículos y esperamos contar con tu lectura regular! Nuestra intención es esa, la de continuar aportando más contenido de forma semanal.Un saludo.

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  3. muy interesante, mi marido y yo estamos con depresion desde hace bastante tiempo y la verdad que con tanto farmaco te vuelves loco y esta bien que se hable de la alimentacion y los problemas de estados de animos

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  4. ¡Muchas gracias! Esperamos haberos servido de ayuda, más que nada para conocer un poco más el sistema serotonérgico y saber un poco cómo funciona. Un saludo, esperamos que nos sigan.

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